Domus romana

La domus es el primer vestigio conservado como consecuencia de las excavaciones arqueológicas modernas.

La parte conservada debió ordenarse en torno a un gran patio columnado o peristilo. Cronológicamente situada entre finales del siglo i d.C. y la primera mitad del IV, debió pertenecer a una familia relevante de la ciudad, lo que explicaría que sus remodelaciones y ampliaciones llegaran a ocupar un espacio público sobre una cloaca. Las habitaciones se pavimentan en diferentes materiales según su importancia, empleando opus signinum o piso de mortero de cal mezclado con fragmentos de ladrillo para los servicios y dormitorios; opus spicatum o pavimento de ladrillo dispuesto de canto en forma de espina de pez, para comedores y despachos, y un excepcional mosaico para el Uecus o salón de recepción.

Las estancias estaban decoradas con pintura mural con motivos vegetales. Paralelo al eje de la calle, la vivienda dispuso de un pequeño complejo termal, calentado con hipocaustum, de uso privado.

Mosaico del Oso y los pájaros

El salón de recepción o Uecus de la Domus fue concebido en el cambio del siglo ii al iii d.C., y contiene el denominado mosaico del oso y los pájaros. Fabricado con pequeñas teselas calizas, el mosaico estuvo dedicado a Orfeo. Mientras las escenas exteriores son una alegoría del otoño a través de las ramas de vid y los racimos picados por los pájaros, el motivo radial del interior dispuso ocho medallones de animales característicos del mito de Orfeo que los apacentaría con el tañido de su lira, recibida de Apolo, pues la lira representa el alma, y los animales el cuerpo.